Rompieron ventanas y participaron en huelgas de hambre, todo ello en la incansable campaña para que las mujeres británicas tuvieran derecho al voto. La líder de las sufragistas Emmeline Pankhurst (1858-1928), encarcelada varias veces, murió un mes antes de que su sueño se hiciera realidad. Su forma de animar a las mujeres a que colaboraran en los esfuerzos de la guerra contribuyó en gran medida a convencer al gobierno de su causa.

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