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Európai Szolidaritási Testület

A közösség ereje

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Cuando menos te lo esperas, sucede.

I genuinely knew nothing about this region, and since I had no expectations, I was not scared. On the contrary, it was more out of curiosity that I decided to go to the other side of Europe...



Cuando menos te lo esperas, sucede.

Cathaysa, de España, ha trabajado como voluntaria en la "Asociatia Comunitati Pentru Tineret" en Craiova (Rumanía) entre marzo y agosto de 2019, donde ha fomentado el voluntariado local y en el extranjero entre los jóvenes rumanos.

Mi experiencia tiene lugar en Craiova, la mayor ciudad del suroeste de Rumanía, gracias a la asociación Asociatia Comunitati pentru Tineret (tardé un mes en aprender a decir el nombre). Sinceramente, no sabía nada acerca de esta región y por no esperar nada, no tenía miedo, al contrario, la curiosidad me impulsaba más a ir al otro lado de Europa. Tengo tanto que contar sobre tan poco tiempo que necesitaría otros 6 meses para relatarlo todo bien. Sí, mi voluntariado empezó en marzo y terminará a finales de agosto, el tiempo pasa rápido cuando lo disfrutas. 

Craiova es una ciudad grande y cercana que me ha permitido viajar sin muchos quebraderos de cabeza e interactuar con la comunidad, sobretodo en el mercado local, mi lugar favorito y al que nunca iba en España, pero al que ahora voy asiduamente y me voy con una sonrisa después de intentar mantener una conversación a trompicones con los vendedores. Al principio la comunicación se basaba en señales y ahora continúo haciendo equilibrismo entre español, inglés, rumano y todo aquello que pueda ayudar hasta que me marcho sintiéndome cada día un poco más parte de este sitio que ya tiene un lugar en mi. 

Mi proyecto se basa en la promoción del voluntariado entre los jóvenes de Rumanía, concretamente en usar las redes sociales, eventos y sesiones con estudiantes para explicarles que es el Cuerpo Europeo de Solidaridad. Algunos voluntarios no consideran esto un voluntariado propio, pero el Cuerpo incluye muchos tipos de acciones como la promoción del medioambiental, jugar para lograr la inclusión social, trabajar en las relaciones entre la comunidad húngara y la rumana o por la inclusión de la comunidad roma en la sociedad rumana. En mi caso, tratamos de brindar la misma oportunidad que nosotros tuvimos a los jóvenes de Craiova. Podrías pensar que no es necesario, que pueden buscar este información por ellos mismos, pero ni en mi propia comunidad es tan conocida esta oportunidad, así que mostramos como el voluntariado europeo puede encajar en cualquier momento de tu vida (a los 18 para saber a que te gustaría dedicarte, a los 22 después de obtener tu carrera, a los 27 para cambiar de aires….). Siento que es una acción útil, « meaningful activity » como les digo a a los chicos y chicas, porque intento que ellos accedan a esta oportunidad y que no piensen que la vida es una linea directa hacia un trabajo infeliz.  

Durante este proyecto he desarrollado mi capacidad de iniciativa, de improvisación, mi creatividad y al intentar promocionar el pensamiento crítico entre los jóvenes mediante debates, he entendido mis propios fallos, lo fácil que es no escuchar cuando quieres hacerte escuchar. El pensamiento crítico, la escucha activa, el respeto mutuo y el acuerdo, el trabajo en equipo, son cualidades de las que nos hablaron en el On Arrival training y que con el tiempo aprendes a asimilar o te das cuenta de todo aquello que te propusiste y que no hiciste cuando llega el Mid Term Evaluation meeting. Los he mencionado sin pena ni gloria, pero merece la pena detenerse en ambos; On Arrival es una increíble semana en la que te insuflan motivación en cantidades industriales y en las que empiezas a plantearte como quieres orquestar tu desarrollo personal y tu implicación en la comunidad a la vez que conoces a todos los voluntarios que como tú emprenden esta aventura; mientras que en el Mid Term te enfrentas a esos desafíos que te han frenado durante el voluntariado; comprendes que ha fallado y que muchos otros tienen la misma sensación pero que hay luz después del túnel. 

Hablo de túnel porque el voluntariado es una montaña rusa personal, con subidas y bajadas, zonas de oscuridad y de luz cegadora en la que vives 24 horas en un ambiente multicultural con gente totalmente diferente con la que tienes que convivir, trabajar y que serán tus principales amigos, mientras intentas desarrollar el proyecto o incluso llevar a cabo el tuyo propio. En mi caso he tenido el placer de convivir con griegos, franceses, italianos, portugueses, españoles, turcos, albaneses y georgianos, sin contar todas las otras nacionalidades que he conocido y de las que he aprendido. Me he sentido incluida y he incluido, ahora siento mi casa como un lugar dentro de muchas personas y no una estructura solida en algún lugar concreto. Obviamente trabajar en equipo no es fácil y aprender a diferenciar el trabajo de lo personal es aún más difícil, y este es fundamentalmente un problema de comunicación y motivación que afecta a la relación entre compañeros, con la organización, con los estudiantes y contigo mismo. Por supuesto que después de esta experiencia no soy una experta en la comunicación ni en el trabajo en equipo pero me ha motivado para mejorar en la toma de decisiones, ceder espacio a los demás a la vez que tomó la iniciativa y práctico la escucha activa.  


No sólo he interactuado en un ambiente multicultural en Craiova, como ya he dicho, me ha brindado la posibilidad de viajar y eso he hecho. He estado en Turquía, Serbia, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Austria, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Macedonia de Norte… muchos países para sólo 5 meses que he pasado aquí y en los que el denominador común ha sido la solidaridad y la ruptura de estereotipos. Cuando no tenía Internet y me encontraba pérdida  leían mi mente y venían a indicarme, me sorprendían hablando inglés hasta los señores mayores, encontré un marinero en un autobús cruzando Bulgaria que me enseñó Turquía; un motorista serbio que nos hospedó, a 5 chicas, y nos enseñó Sabac en bicicleta mientras nos explicaba que en los Balcanes todos eran la misma gente y que la guerra había sido un sinsentido; mientras yo tomaba café turco en uno de esos países a los que no vamos de vacaciones pero que son tan acogedores y naturales, porque a través de algo tan simple como el café vi el impacto del imperio otomano. Sí, he aprendido mucho, muchísimo, y no soy consciente de todo porque lo que ya ves como normal no lo consideras extraordinario. Quiero decir que en mi experiencia como voluntaria he aprendido tanto se tanta gente tantos días y a tantas horas que estaré asimilando esta información durante otros 6 meses.  


Cuando explicó que es el voluntariado y jugamos a kahoot!  Una de las posibles respuestas es que se puede ser voluntario en el Cuerpo Europeo de Solidaridad eternamente pero la verdad es que es una  oportunidad única pues sólo puedes hacerlo una vez pero a mi me gustaría repetirlo periódicamente para recordarme lo bonito que es ser solidario. Es más, esta experiencia me ha motivado a buscar más acciones de voluntariado en mi comunidad, por lo que un voluntariado internacional también motiva el local y no es siempre necesario tener un historial de voluntariado previos.  


Al principio creo que sería una tarea fácil convencer a los estudiaste para entrar en el cuerpo, ¿quién no querría ser voluntario cuando tienes tantos beneficios? Pero la realidad me chocó en frente, no les interesaba perder un año de su vida en la carrera hacia un trabajo. Claro está, cuando te das cuenta de la gran cantidad de niños que viven solos porque sus padres están trabajando fuera, de la competitividad por entrar a las escuelas desde pequeño (una nota y la escuela asignada lo puede decidir todo), de que el salario medio es el más bajo de Rumanía que ya de por sí es bajo (hay muchos casos de personas ganando 200 euros mensuales y llevando adelante una familia)… pues llegas a entender porque a lo mejor es más importante tener un sustento que pensar en el desarrollo personal. Pero no, esta es una oportunidad abierta y financiada que permite a cualquier joven europeo o de países asociados disfrutar de la misma experiencia. 


Vengo de una isla pequeña, Fuerteventura, en el archipiélago canario perteneciente a España. Cuando fui a estudiar con 18 años a Granada, pensé que tenía inmensas oportunidades de viajar cuando y como quisiera y estaba impresionada. Ahora estoy atónita con las posibilidades de viajar que tengo aquí, he experimentado los eternos días pasando de tren en tren jugando a las cartas o mal durmiendo pero igual de contenta por descubrir un nuevo lugar. También he pasado 32 horas en un autobús pasando las fronteras de un país y cruzado varios en coche con el lamento de pasar sin pena ni gloria porque cada país tiene algo que enseñarte.  


A pesar de que viajar ha sido un punto fundamental en mi experiencia, Craiova es el epicentro de mi proyecto. Aquí hemos creado clubes de idiomas para intercambiar entre los voluntarios y lo estudiantes porque aquí aprendemos y enseñamos todos. Nunca pensé aprender alfabeto griego o el georgiano, ni sus bailes tradicionales, pero aquí me hallo bailando con todos cualquier música y gritando calimera. He sido profesora de español y con la misma he aprendido que por muy nativa que una sea, siempre se puede aprender algo nuevo. También he ayudado en una escuela de natación, enseñado bailes africanos y practicado todos los energizer que he podido.  


No se realmente cual es mi impacto en esta comunidad, pero me recuerdo los ,momentos en los que ellos me impactaron a mi, como cuando un niño que no quería nadar me sonrío de oreja a oreja porque lo hacía sólo o cuando otro niño me dijo que buscaría como practicar los bailes y se haría un profesional o cuando niños que habían emigrado de pequeños a España podían practicar conmigo un momento su español. Muchas historias de pequeños momentos que son como la felicidad, instantes quede convierten en recuerdos y van conformando tu forma de ser , tu desarrolló personal mientras dejas una huella en la vida de otras personas.  


No puedo ser voluntaria del Cuerpo Europeo de Solidaridad de por vida pero si puedo vivir con la mentalidad de una voluntaria toda mi vida.  

Things happen when you least expect them

Cathaysa from Spain volunteers at “Asociatia Comunitati Pentru Tineret” in Craiova, Romania, from March to August 2019, where she promotes local and abroad volunteering among Romanian youngsters.

I am doing my placement in Craiova, the largest city in south-west Romania, thanks to the association Asociatia Comunitati pentru Tineret (which it took me a month to learn to pronounce). I genuinely knew nothing about this region, and since I had no expectations, I was not scared. On the contrary, it was more out of curiosity that I decided to go to the other side of Europe. I have so much to say about so little time that I would need another six months to do it justice. Yes, I began my voluntary work in March and will be finishing at the end of August. Time flies when you’re having fun.
Craiova is a large city and conveniently situated, so I have been able to travel without too many headaches and to interact with the community, particularly at the local market — my favourite place, which I never used to go to in Spain, but which I now go to regularly and leave with a smile, after having attempted faltering conversations with the sellers. To begin with, we communicated using a sort of sign language. Now, I juggle Spanish, English, Romanian and anything else that might help, leaving each day feeling a little more part of this place which has already won a place in my heart.
The aim of my project is to promote voluntary service to young people in Romania, using social media, events and sessions with students to explain to them what the European Solidarity Corps is. Some volunteers don’t consider this to be real voluntary service, but the Corps covers many types of activity, such as promoting the environment, play-based activities aimed at social inclusion, working on relations between the Hungarian and Romanian community, or working to include the Roma community in Romanian society. In my case, we are trying to give young people in Craiova the opportunity we had. You might think that there is no need, that they could seek out this information for themselves, but even in the community I come from the opportunity is not so well known, and we also show how European voluntary service can fit into life at all sorts of different times (at the age of 18 to help you work out what you want to do, at 22 after you finish your degree, at 27 to give you a change, etc.). I believe it is a meaningful activity, as I tell the girls and boys, because I am trying to encourage them to take this opportunity and not to think that life is a straight course towards a job you don’t like.
During this project, I have developed my initiative, my ability to improvise and my creativity, and my efforts to encourage young people to engage in critical thinking through discussion have given me an insight into my own shortcomings and how easy it is not to listen when you want to make others listen to you. Critical thinking, active listening, mutual respect and agreement, and teamwork are all qualities which were spoken of at our On Arrival training and which, in time, you assimilate — or else the Mid Term Evaluation meeting serves as a reminder of all the things you intended but have failed to do. I have mentioned these without fanfare, yet it is worth lingering a while longer on both of them. The On Arrival training is an incredible week where you are instilled with motivation in industrial quantities and you begin to think about how you want to orchestrate your personal development and your involvement in the community, while at the same time getting to know all the other volunteers also embarking on this adventure. At the Mid Term, you then face up to the challenges which have held you back during your voluntary service; you recognise where the failings have come and that many others have the same sensation but that there is light at the end of the tunnel.
I speak of a tunnel because voluntary service is a personal roller-coaster, with highs and lows, and zones of darkness and of blinding light, where you live 24 hours a day, in a multicultural environment, with completely different people with whom you have to live and work, and who will be your main friends as you try to move the project forward or even to carry out your own project. I have had the pleasure of living with Greeks, French people, Italians, Portuguese people, Spaniards, Turks, Albanians and Georgians, not to mention all the other nationalities I have met and from which I have learnt. I have felt included and I have included others. I now perceive my home as being a place within many people rather than a solid structure in some specific place. Obviously, working in a team is not easy, and learning to differentiate between work and one’s personal life is still more difficult. This is fundamentally a communication and motivation issue which affects the relationship between fellow volunteers, with the organisation, with the students and with yourself. After this experience I am of course still no expert in communication or team-work, but it has made me improve my decision-making skills and give space to others, while at the same time taking the initiative and being an active listener.
I haven’t just been interacting in a multicultural environment in Craiova. As already mentioned, I have also had the opportunity to travel, and I have done so. I have been to Turkey, Serbia, Croatia, Slovakia, Hungary, Austria, Montenegro, Bosnia and Herzegovina, and North Macedonia, which is a lot of countries for just the five months that I have been here. The common denominator has been solidarity and breaking down stereotypes. When I had no internet and was lost, people read my mind and showed me the way, they surprised me by speaking English (even elderly women), I met a sailor in a coach crossing Bulgaria who showed me Turkey, and a Serbian motorist who put up four other girls and me and showed us Šabac by bicycle while explaining to us that everyone in the Balkans was of the same race and that the war had been an absurdity. I would drink a Turkish coffee in one of those countries where we don’t go on holiday but which are so welcoming and natural, because through something as simple as coffee, I saw the impact of the Ottoman Empire. Yes, I learnt a lot, a huge amount, and I am not even aware of all I learnt, because you don’t consider things you have come to see as normal as being extraordinary. What I am saying is that during my experience as a volunteer, I have learnt so much from so many people on so many days and at so many times that I will need another six months to assimilate all this information.
When I explain what voluntary service is and we play Kahoot!, one of the possible answers is that you can be a volunteer in the European Solidarity Corps for ever, but the truth is that it is a one-off opportunity and you can only do it once, much as I would like to do it again from time to time to remind myself of what a nice thing solidarity is. Furthermore, the experience has prompted me to search out more volunteering activities in my community. Doing international voluntary service thus also promotes local volunteering, and it is not always necessary to have previous voluntary work experience.
Initially, I thought it would be an easy task to convince students to join the Corps. After all, who wouldn’t want to be a volunteer, considering all the benefits? But I collided head-on with reality. They were not interested in losing a year in the jobs race. This all becomes clear when you realise how many children live alone because their parents are working away from home, how competitive it is from a young age to gain school places (one mark and the school you are allocated can determine everything), that the average wage is the lowest in Romania, and so the lowest of the low (there are many people earning just €200 a month and supporting a family), etc. Thus you come to understand why it might be more important to have a livelihood than to think about personal development. But no, this is a funded opportunity open to any young person from Europe or associated countries to enjoy the same experience.
I come from the small island of Fuerteventura in the Canary Islands archipelago belonging to Spain. When I went to Granada to study at the age of 18, I thought I had great opportunities to travel as and when I wished, and it made an impression on me. Now I am astounded by the opportunities I have to travel here. I have experienced eternal days going from one train to another playing cards or sleeping badly but happy in equal measure to be discovering a new place. I have also spent 32 hours on a coach crossing the borders of a country, and I have crossed several countries by car, sad to be passing through almost unseeing, because there is something to learn in every country.
Despite the fact that travelling has been a fundamental aspect of my experience, Craiova is the epicentre of my project. We have set up language-exchange clubs here for the volunteers and students, because we are all learning and teaching here. I never thought that I would learn the Greek or Georgian alphabet or their traditional dances, but here I find myself dancing with everyone to any type of music, shouting Kalimera! I have taught Spanish, from which I have learnt that even when it is your mother tongue there is always something new to learn. I have also helped out at a swimming school, taught African dance and done all I could to raise spirits.
I don’t really know what my impact on this community is, but I remember the moments which have made an impact on me, like when a child who didn’t want to swim grinned at me from ear to ear because he was swimming by himself, or when another child told me that he would find a way to practise the dances and become a professional, or when children who left Spain when they were little were able to practise their Spanish with me for a moment. There are so many stories of small moments of happiness, which lay themselves down as memories and shape the person you are, your personal development, while at the same time you leave a mark on other people’s lives.
I can’t be a volunteer with the European Solidarity Corps for ever, but what I can do is live with the mind-set of a volunteer my whole life long.