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Plastic blocks for recycling ©Photo by Nick Fewings on Unsplash

El mundo con plástico no es tan fantástico

Última actualización Jueves, 17/12/2020

Tampoco hay que demonizar todo el plástico, pero el de un solo uso está perjudicando mucho el medio ambiente. Aquí tienes algunas opciones para que puedas ayudar a hacer frente a este acuciante problema y así proteger nuestro planeta.

El plástico está en todas partes: desde la ropa hasta los ordenadores y electrodomésticos, e incluso en productos que nunca dirías, como los alimentos. ¿Sabías que se utiliza para sellar las bolsitas de té, o que hay plástico en el queso? Pero sin él tampoco existirían los teléfonos inteligentes.

El plástico se ha hecho muy popular porque es versátil, cuesta poco dinero producirlo y puede utilizarse de muchas maneras diferentes. Lejos de suposiciones simplistas, no todos los tipos de plástico son malos: algunos se usan con fines médicos, para los medios de transporte y en la mayoría de electrodomésticos; si no contuviesen esos plásticos, sería imposible usarlos.

En 1988 se puso en práctica un sistema para facilitar el reciclaje que permite identificar al menos siete tipos diferentes de plástico. Por ejemplo, tal vez hayas oído el término «bioplástico», que puede interpretarse mal. Simplemente significa que no procede de una fuente de origen fósil, porque, aunque en realidad el 99 % del plástico se produce a partir del petróleo, el gas natural y el carbón, también pueden utilizarse materiales de origen vegetal, como el almidón de maíz y la patata. Lamentablemente, que sean «bioplásticos» no implica que contaminen menos, puesto que tampoco se biodegradarán en el océano.

Por eso se dice que los residuos plásticos duran para siempre y que, una vez descompuestos, siguen existiendo en fragmentos tan pequeños que se vuelven invisibles al ojo humano. Los microplásticos se encuentran en todas partes y son tóxicos para cualquier especie, incluidos los seres humanos. No hay ningún truco de magia para hacer desaparecer el plástico. El reciclaje es limitado y puede incluso ser muy perjudicial para otras comunidades, aunque nos queden muy lejos. Esto se da cuando los países ricos transportan sus residuos plásticos a regiones alejadas, de modo que la salud de la población local y los recursos naturales de la zona se ven amenazados. Por si fuera poco, esta estrategia aún contamina más por la huella de carbono del transporte.

Esta es la razón por la que combatir nuestro consumo de plástico de un solo uso es la acción más inmediata que podemos emprender para reducir los residuos plásticos. La UE es consciente de los daños que el plástico desechable causa a nuestro planeta y ha escuchado las preocupaciones de los ciudadanos. Así es como el Parlamento Europeo aprobó en 2019 una nueva ley que prohíbe los artículos de plástico de un solo uso. Por ejemplo, desde 2021 están prohibidos todos los cubiertos, los bastoncillos de algodón, las pajitas y los agitadores de plástico de un solo uso.

¡Ahora te toca a ti aportar tu granito de arena! Cambiar nuestros hábitos cotidianos y evitar el plástico de un solo uso en todo momento puede resultar difícil, pero aquí tienes algunos consejos para que sea más fácil:

1. Vuelve a los inicios: no hace tantos años que el plástico está en todas partes. Y bien que nuestros abuelos, y especialmente nuestros bisabuelos, hacían su vida y lo pasaban bien, ¡sin plástico! Iban al mercado con sus propias bolsas de algodón y hacían picnics con cubiertos reutilizables, entre muchas cosas más. ¿Por qué no te unes a la tendencia vintage?

2. Haz que sea divertido: desafía a tus amigos a reducir juntos el consumo de plástico de un solo uso. Podéis intentar acumular todo el plástico de un solo uso que utilicéis durante una semana, meterlo en un bote y ver quién lo tiene menos lleno. Así os haréis una idea de la cantidad que consumís; ¡seguro que os sorprende ver lo mucho que es!

3. Mantén viva la curiosidad y busca alternativas: no pasa nada si quieres beber esa refrescante limonada con una pajita, pero ¿por qué no usas una hecha de bambú? ¿O de acero, papel o cristal? ¡Puedes utilizar incluso pajitas hechas de pasta! - Esperemos que la cocina italiana no nos guarde rencor por esto.

4. Sé original: lleva siempre contigo un equipo de supervivencia ecológica. Una bolsa de la compra, una taza de café, vajilla de bambú o metal, una botella de agua... ¡También en el avión! Muchas personas creen que no podrán pasar su botella de agua por el control de seguridad del aeropuerto, por lo que se ven obligadas a comprar agua embotellada cuando viajan. Pero en realidad, si está vacía, puedes subirla tranquilamente en el avión.

5. Haz volar tu creatividad: sigue aprendiendo y descubre nuevas alternativas para sustituir los productos de plástico de un solo uso. Por ejemplo, en lugar de utilizar plástico film para envolver tu bocata, puedes fabricar tu propio envoltorio a base de cera de abejas; ¿verdad que suena a un buen plan de domingo por la tarde?

Recuerda que lo haces porque te importa el medioambiente; si haces todo lo que puedes ya es un gran paso, y sin duda contribuyes a marcar la diferencia en nuestro planeta.

¿Quieres hacer más?

Participa en campañas y coaliciones internacionales que luchan para reducir los residuos plásticos en todo el mundo.