Rutas fantásticas y tradiciones espeluznantes en Europa
Última actualización Lunes, 21/10/2024
¿Listo para profundizar en algunas de las tradiciones europeas más escalofriantes?
Para un niño de los años noventa, ver Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton podría haber sido una experiencia traumática. También es cierto que hoy en día una película como Coco, que celebra la fiesta mexicana del Día de los Muertos, desencadena muchos sentimientos cálidos y momentos conmovedores (nos dirigimos a vosotros, los adultos que leéis esto).
No obstante, si estás buscando historias verdaderamente misteriosas y un poco escalofriantes, no tienes más que preguntar. Siempre hay lugar para un pequeño escalofrío en la columna vertebral, especialmente en Europa en esta época del año.
Así que ponte cómodo, coge una taza de té (o un trozo de pastel de calabaza) y ¡planifica tu próxima y espeluznante escapada europea!
El origen (probablemente)
¿Sabías que el tan celebrado Halloween, diminutivo del inglés «All Hallows' Eve» tiene sus raíces en el ritual celta llamado Samhain, que significa «fin del verano»? En aquel entonces, el Año Nuevo comenzaba el 1 de noviembre. La noche anterior, la población, compuesta en su mayoría por agricultores, daba gracias por la cosecha de verano y realizaba los preparativos para los próximos meses de invierno.
La creencia era que, en esa noche, el velo que separaba los dos mundos, el de los muertos y el de los vivos, se hacía cada vez más fino, facilitando que los espíritus aparecieran para una breve visita.
¿Has oído hablar de la leyenda de Stingy Jack (Jack el Tacaño)? Un delincuente borracho irlandés que, después de haber intentado engañar a la Muerte varias veces, fue traicionado por su hígado y forzado por su propio cuerpo a morir. El karma hizo el resto y el pobre Jack fue rechazado a las puertas del infierno. Terminó condenado a una vida entre los dos mundos, deambulando con una brasa colocada dentro de un nabo hueco.
Esto probablemente dio lugar a la actual tradición de Jack-o-lantern, una calabaza tallada con una luz colocada en su interior que ilumina el camino a los niños que van de puerta en puerta, vistiendo disfraces y haciéndose pasar por los espíritus.
Entrando en ambiente: ¿dónde?
Ciñéndonos al tema (y a la zona geográfica), ¿qué mejor lugar para pasar las vacaciones de noviembre que el maravilloso y viejo Reino Unido? Podría ser tu oportunidad de visitar a Nessie, el legendario monstruo del Lago Ness, criatura de las Highlands escocesas que se hizo popular en los años treinta del siglo pasado.
Una vez en la isla, sumérgete en un ambiente aterrador visitando las mazmorras de Londres o Edimburgo, o ambas, si lo deseas. Si el metro no es lo tuyo, entonces espera hasta el 5 de noviembre («Remember Remember...») y si eres fan de V de Vendetta, no te puedes perder el Día de Guy Fawkes. Las hogueras y los fuegos artificiales iluminan la ciudad en memoria de la conspiración de la pólvora de 1605 cuando Fawkes, un conspirador católico, trató de volar las Cámaras del Parlamento y fracasó en su intento de matar al rey protestante Jacobo I.
Cruzando el canal y dirigiéndote al continente puedes ver el Museo de la Tortura en Ámsterdam. Esto te permitirá indagar en la historia de Europa y observar, entre otras cosas, cuarenta instrumentos de castigo y tortura procedentes de varios países.
Hablando de herramientas, ¿sabías que en el Día de Todos los Santos, algunos alemanes escondían los cuchillos en las casas? ¿Por qué? Para evitar herir a los fantasmas y espíritus, probablemente miembros fallecidos de la familia, que podrían estar paseando por la casa ese día. ¡Y tú pensabas que los demonios no tenían cuerpo!
Al parecer también pueden estar hambrientos o sedientos y por eso, a semejanza de la costumbre de los niños de dejarle dulces a Papá Noel, los austriacos ofrecen pan y agua a los espíritus que sienten un poco de hambre.
Sin embargo, puede que prefieras imaginarte las almas de una forma un poco más material, tal vez como un montón de huesos animados y en movimiento en forma de esqueleto. Tres lugares diferentes en tres países europeos satisfarán tu curiosidad, vayamos de este a oeste.
No lejos de Praga, la hermosa capital de la República Checa, en la ciudad de Kutná Hora, de poco más de 20 000 habitantes, se encuentra el osario de Sedlec, una capilla católica romana creada en 1278 y situada debajo de la iglesia del cementerio de Todos los Santos. ¿Ha visto alguna vez una lámpara de araña hecha de huesos? ¡Y no de huesos al azar! Mientras lo miras, se te desafía a que detectes cada uno de los más de doscientos tipos de huesos diferentes del cuerpo humano. El osario contiene entre 40 000 y 70 000 esqueletos, más del triple de la población actual de la ciudad más cercana.
Un corto vuelo o un largo viaje en tren a Italia y puedes asistir a un escenario similar, pero esta vez en el centro de la capital económica del país, Milán. Una rápida parada en el metro de San Babila y, justo detrás del majestuoso Duomo, puedes encontrar un pequeño y muy peculiar santuario: San Bernardino alle Ossa. Huesos y calaveras en lugar de papel pintado, huesos y calaveras en el techo, huesos y calaveras por todas partes. Aparentemente, a principios del último milenio, no había suficiente espacio para los huesos procedentes del hospital cercano, así que tuvieron que ser un poco creativos.
Más al oeste se encuentra, en la ciudad portuguesa de Évora, un osario basado en el italiano, una Capilla de los huesos del siglo XVI que acoge a los visitantes con una inscripción bastante atrayente: «Nós ossos que aqui estamos, pelos vossos esperamos,» o: «Nosotros, huesos que aquí estamos, esperamos por los vuestros». ¿Ya sientes el escalofrío?
La guinda del pastel y un clásico: el Castillo de Bran (conocido como el Castillo de Drácula) en Transilvania. No dejes de lado uno de los lugares vinculados al legendario vampiro y termina el trabajo con un escalofriante pícnic en el bosque rumano Hoia Baciu, formado por hermosos árboles torcidos que te hará sentir nostalgia del Bosque Prohibido de Hogwarts.
Una vez allí, coloca, en un típico mantel de cuadros rojos y blancos, unas cuantas manzanas de caramelo, una porción de cualquier calabaza y unas «fave dei morti» llamadas por los italianos «habas de los muertos».
Ahora tienes historias, comida y lugares para visitar. Escoge un disfraz y déjate encantar por estas viejas tradiciones europeas: no te preocupes, una vieja sábana con dos agujeros te vale.