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Defensores de los derechos humanos: una fuente de inspiración
Última actualización Viernes, 27/08/2021
Los premios y las becas Sájarov son la forma que tiene el Parlamento Europeo de ponerse del lado de las personas que se lo juegan todo para defender los derechos humanos. Gracias a este apoyo, jóvenes como tú están marcando la diferencia en todo el mundo.
El galardón rinde homenaje a las actuaciones valerosas en defensa y promoción de los derechos humanos, las libertades fundamentales, el Estado de Derecho y la democracia, y recompensa esas iniciativas con una beca y un premio. ¿Cómo es su funcionamiento?
El Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, nombrado en honor del Premio Nobel de la Paz Andrei Sájarov, se concede a las personas, grupos u organizaciones que dedican su existencia a la defensa y promoción de los derechos humanos por vías pacíficas.
Cualquiera puede aspirar a él. Cada año, los diputados al Parlamento Europeo confeccionan una lista de posibles galardonados, que las comisiones parlamentarias de asuntos exteriores y desarrollo reducen a una terna.
A continuación, el presidente del Parlamento y los dirigentes de los grupos políticos que lo componen eligen a la persona u organización ganadora ese año, que obtiene un premio de 50.000 euros y el acceso inmediato a una red de eurodiputados y ONG.
En 2016, los ganadores de ediciones anteriores destacaron el valiosísimo apoyo político que la UE puede prestar a los defensores de los derechos humanos de todo el mundo. El Parlamento tomó nota y creó el programa de becas Sájarov para defensores de los derechos humanos en países no pertenecientes a la UE.
Los defensores de los derechos humanos pueden solicitar directamente una de las 14 becas anuales que otorga un grupo de eurodiputados responsable del apoyo a la democracia en el mundo. La beca conlleva dos semanas de formación intensiva en Bruselas y en el Campus Global de Derechos Humanos de Venecia, así como la oportunidad de conocer a políticos y otras personas influyentes que pueden promover un cambio positivo.
El apoyo no se detiene ahí: los galardonados con el Premio Sájarov y los beneficiarios de las becas pueden establecer contacto con el Parlamento Europeo y con las delegaciones locales de la UE en sus países para seguir llevando a cabo sus actividades.
¿Te gustaría conocer a quienes obtienen estas distinciones para seguir su ejemplo? ¡Sigue leyendo!
«The Restorers» – finalistas del Premio Sájarov en 2019
En la actualidad, más de 200 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a mutilación genital femenina (extirpación parcial o total de los genitales femeninos externos por motivos no médicos). La mayoría tenía menos de 15 años cuando se produjo la ablación.
En Kenia, cinco chicas con buenos conocimientos de tecnología (Ivy Akinyi, Macrine Onyango, Synthia Otieno, Purity Ouma y Stacy Owino) decidieron desarrollar una aplicación móvil para luchar contra esta práctica, con la ayuda de su tutora Dorcas Adhiambo Owinoh.
Las jóvenes que han sido víctimas de mutilación genital, o que corren el riesgo de serlo, pueden utilizar la aplicación i-Cut para obtener ayuda médica y jurídica con solo apretar un botón. La aplicación también comparte información sobre la mutilación genital femenina y permite obtener donaciones para financiar otras actividades.
Hasta ahora, este equipo enteramente femenino había centrado sus esfuerzos en los servicios y las comunidades de la región noroccidental de Kenia.
Pero eso va a cambiar.
«El premio ha dado visibilidad a nuestro trabajo ante otras organizaciones que luchan contra la mutilación femenina», afirma Dorcas. «Nos ha empujado a buscar nuevas vías para mejorar nuestro activismo».
Estas jóvenes activistas persiguen unas metas muy ambiciosas. La mutilación genital femenina afecta a mujeres y niñas de todo el mundo. Por ello, quieren ampliar sus actividades para defender las vidas de las mujeres de otras comunidades y regiones de Kenia e, incluso, de otros países.
Y todo ello con una simple app.
Asma Kaouech – becaria Sájarov en 2017
Esta tunecina de 27 años dirige la asociación juvenil Fanni Raghman Anni («Artista a mi pesar»), de la que fue cofundadora. La asociación utiliza formas de expresión alternativas, como los grafitis o el teatro callejero, para promover los derechos humanos en Oriente Próximo y el norte de África.
Sus actividades, dirigidas a las personas jóvenes y los grupos vulnerables, constituyen una forma accesible de evitar la radicalización. La asociación brinda a las personas marginadas una oportunidad de autoexpresión y difusión de mensajes de tolerancia en las calles.
Antes de fundar la organización durante la revolución tunecina de 2011, Asma ya era una experimentada defensora de los derechos humanos. Ahora aprovecha esa experiencia para formar a otras personas que también los defiendan.
Su objetivo último sigue siendo un mundo más equitativo, justo y sostenible. «Creo que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», afirma.
Y añade: «La beca es un acicate para luchar por los derechos humanos, con la tranquilidad que da sentirme parte de una amplia red de personas que me apoyan».
Según Asma, aún queda mucho trabajo por hacer, señalando la actual inestabilidad política, la falta de seguridad, el cambio climático y la pandemia mundial, que crean nuevos retos.
En su opinión, «la actuación en defensa de los derechos humanos es hoy más necesaria que nunca».
Lorent Saleh – Premio Sájarov en 2017
Lorent se inició pronto en el activismo, encabezando protestas estudiantiles en favor de la democracia y los derechos humanos en Venezuela, su país de origen. Tras ser detenido varias veces por acusaciones poco sólidas como la «divulgación de información falsa», huyó a Colombia.
En 2014 Lorent fue deportado a Venezuela, acusado esta vez de realizar entrenamiento paramilitar y planear atentados en el país, pero nunca fue imputado formalmente.
Pasó los cuatro años siguientes privado de libertad, retenido más de la mitad de ese tiempo en la sede principal del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Durante su encarcelamiento, fue sometido a la llamada «tortura blanca»: lo mantuvieron incomunicado, en aislamiento y bajo vigilancia constante en una pequeña célula con una luz blanca permanentemente encendida.
En 2017 se produjo un atisbo de esperanza. Como miembro de la oposición democrática de Venezuela, Lorent recibió el Premio Sájarov de ese año, junto con otros activistas prodemocracia y presos políticos de su país. Por fin, en octubre de 2018 fue excarcelado y desterrado a Madrid (España).
«El Premio Sájarov ha validado las reivindicaciones que he hecho a lo largo de los años», afirma Lorent. «Fue una muestra de apoyo a una lucha de años y a un gran número de personas oprimidas».
Este venezolano de 32 años sigue abogando por la libertad y la democracia en su país, haciendo campaña a favor de la acción internacional contra experiencias como la suya.
«Tengo la intención de seguir trabajando por la erradicación de la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes que siguen sufriendo muchas personas en todo el mundo».